En este mismo instante podría morir de amor

 aún no me separo de ti y ya te estoy extrañando. No aguanto este ritmo de vida, te quiero a mi lado cada segundo. Eres mi universo entero, cuando me voy toda mi alma se queda acá contigo, haciendo guardia, cuidandote, añorando tener el cuerpo para besar tus labios, para sentir tu piel, tu dulce voz. 

No quiero extrañarte, me duele el alma.

Estoy lamentando todas las peleas que he comenzado sin razón, todos esos segundos que desperdicie y en lo que podía haberte besado más. 

Siento una pena negra en el alma, me pesa el cuerpo.

No sé cómo he podido ser capaz de dañarte ¿por qué tengo que ser así? ¡Enséñame a querer! quiero amar como lo haces tú, de ese modo tan mágico, tan real, tan incondicional, quiero saber amarte mejor y no de este modo torpe y dañino, pero sin embargo te amo, quiero que lo sepas, que lo tengas claro. 

Te amo tanto, amor, tanto.

Hoy

Me duele todo, otra vez. Me siento débil y tengo frío, y tengo miedo. Hace tanto frío.

Me vuelvo a quebrar, y son las mismas piezas que un día cayeron las que hoy se vuelven a destruir. Lento y de golpe.

Yo lloro, porque no sé qué más hacer. Me odio de tantas formas posibles que cortaría cada parte de mi ser. Me odio.

Estoy tomando caminos equivocados, me duele no saber qué hacer, no conocer la dirección. Estoy lejos de todo, de todos.

Quiero volver a ti, y gritarte que soy tan débil, que todo me destruye, que me autodestruyo. Tengo lugares tan oscuros, tan feos, tan deshabitados y no los quiero, desearía no tenerlos, pero necesito que me quieras con ellos también.

Estoy destruida, gigante, 

Ven y abrázame.

Ven y perdóname.

Ven y ámame.

No me juzgues.

Intento buscar un lugar de luz para que nos podamos sentar, y conversar, y reencontrarnos, y querernos. Pero  hoy no tengo lugares de luz para ofrecerte.

Perdón.