domingo, 27 de junio de 2010

Miedos Generalizados.
Aunque intente organizar mi mundo bajo mil esquemas y me esfuerce por cumplir cada uno de mis roles a la perfección, el miedo seguirá constante. Soy un caso perdido. Hay cosas que necesito hablar pero me da miedo, hay cosas que no sé como enfrentar.
¿Si pienso que la vida fue injusta conmigo? Fue injusta a cagar. Nadie cuidó de mí nunca, ahora es muy tarde, el sentimiento de desprotección lo llevo grabado en cada centímetro de mi alma. Sé que nadie tiene lo que necesito, lo di por perdido, mis vacíos seguirán intactos y no es fatalismo es realismo.
No deberían intentar quererme, no, no,, no lo intenten. Asumí que no sirvo para los cariños, soy un témpano de hielo, me fabricaron así. No tengo las fuerzas para ser distinta, estoy cansada de mí, cansada de tener que arrastrar conmigo... A ratos puedo soportarme pero la mayoría del tiempo soy una lucha constaste. No hay soluciones. No hay abrazos. No hay quien escuche mis dolores, porque no sé verbalizarlos, no me salen las palabras, estoy tan atada que no hay forma de liberarme, mis cadenas son más pesadas que cualquier clase de amor, que TODAS las bondades existentes.
Debería buscar ayuda, pero adivinen qué: me da miedo.
A veces me imagino en los paraísos de colores, siento feliz, me creo feliz, me convenzo de serlo y grito, bailo, canto. A veces también juego a querer, siento que las heridas sanaron, que el pasado desapareció, creo que al fin acepté mi historia, pero NO. No soy tan feliz como parezco, sonrío de puro habito, grito porque es más fácil que llorar, canto porque es la única forma de verbalizar, bailo para distraer al cuerpo del dolor y quiero, quiero imitando a los demás. Las heridas son latentes, están todas abiertas aunque algunos días sangren menos que otros, siempre duelen aunque a veces me pongo un poco de anestesia, me ocupo en otras cosas, juego a ser otra con otra historia, con miles de cajitas de felicidades.
Malditos los que me enseñaron a maquillarme los dolores, Malditos los que me abrieron el alma con un cuchillo, Malditos los que me quitaron las posibilidades de ser feliz, Malditos los negligentes que me abandonaron, Malditos los que me descuidaron, Malditos los que sustituyeron con caramelos los abrazos, Malditos los que se hicieron los sordos cuando no para de llorar, Malditos los que ignoraron mis pesadillas, Malditos los que no me permitieron ser normal, Malditos los que ahora no entienden por qué no sé querer, Maldita la vida, perra, maraca... yo podría haber sido feliz, podría tener veinte años de esplendor, dolores pequeños, como todos, normales, cicatrizados, pero en vez de eso soy un montón de abandonos, soledades, silencios y fríos.



Siempre pierdo mis batallas.

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